" Hace más de 30 años, Nicholas Negroponte se subió a un escenario armado con un puñado de papeles amarillentos y un proyector de diapositivas. Con aquellos elementos tan poco tecnológicos se arriesgó a lanzar varias predicciones acerca de cómo sería nuestro futuro cercano gracias a los ordenadores. Habló de pantallas táctiles, libros electrónicos y teleconferencias. Tres cosas que sonaban a ciencia ficción y que hoy están en el bolsillo de cualquiera gracias a los smartphones.
Aquella conferencia tuvo lugar en 1984, un año antes de que el propio Negroponte fundara, junto a Jereme Wiesner el MIT Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts, un laboratorio interdisciplinario que en la actualidad está considerado como uno de los principales centros de innovación del mundo. Internet no sería tal y como hoy la conocemos sin las aportaciones de los muchos científicos e investigadores que han pasado por esta institución que, en la actualidad, ha ampliado su campo de actuación a otras disciplinas como la neurobiología, la robótica o las ciudades inteligentes.
Así que cada vez que Nicholas Negroponte se decide a futurizar, lo mejor es prestar atención porque no suele errar demasiado. Lo avalan -además de las predicciones acertadas- sus muchos logros individuales y colectivos. Como, por ejemplo, el proyecto OLPC (One Laptop Per Child) con el que consiguió fabricar y llevar más de tres millones de portátiles de bajo coste a países en vías de desarrollo. A sus 72 años sigue investigando y atreviéndose a pronosticar cómo será el futuro; y lo que dice es sorprendente: “la mejor manera de llegar a nuestro cerebro es a través del torrente sanguíneo con nanorobots, así que podremos aprender idiomas con tan sólo tomar una pastilla”. Negroponte es un defensor incansable de la educación y la inteligencia colectiva, dos grandes conceptos que se ven potenciados por Internet, tanto que afirma: “todos los grandes dilemas del planeta se benefician de la conectividad y la computación”.
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