" ranking ATP (su mejor posición ha sido la 53) es el tenista que con más potencia ha sacado en la historia. En mayo de 2012 fue capaz de poner su bola a 263 kilómetros por hora. Para hacernos una idea de lo extraordinario de semejante velocidad basta un dato: Lewis Hamilton se proclamó campeón del mundo de Fórmula 1 el año pasado ganando el último Gran Premio con una media de 166 km/h. Groth acabó perdiendo aquel partido, a pesar de que acumuló dos saques más por encima de los 250 kilómetros por hora. Mucha potencia y poco control el del australiano. El tenis ha evolucionado tanto en las últimas décadas -desde las raquetas de madera utilizadas por leyendas como Rod Laver o Manolo Santana, hasta los modernos materiales como el titanio- que la tecnología juega ahora un papel fundamental en el rendimiento de los mejores jugadores. Cada gesto, cada giro, cada golpe, es analizado por especialistas teniendo en cuenta el ángulo de golpeo, la tensión del cordaje o la temperatura y altitud de la pista donde se disputa el partido. Un par de milímetros errados en un golpe pueden hacer la diferencia entre ganar o perder. Y cuando está en juego un Grand Slam y millones de dólares en premios, hay poca broma con los milímetros.
El juego de Rafa Nadal, el mejor tenista español de la historia con 14 títulos grandes en su carrera, ha sido medido y analizado desde sus comienzos. Un estudio de tennisplayer.net publicado en 2009 concluyó que el de Manacor podía imprimir a sus pelotas 5.000 revoluciones por minuto, más que ningún otro profesional del circuito, lo que resultaba en golpes imparables por su potencia y efecto. “Lanza su brazo hacia la bola con una violencia inaudita”, aseguró Andy Murray, actual número 2 de la ATP. Una buena parte del control del juego de Rafa Nadal depende de su herramienta de trabajo. El mallorquín, siempre perfeccionista, juega desde su etapa infantil con raquetas Babolat. La marca francesa, fundada en 1875, le ofreció su primer contrato después de verle jugar un torneo cuando sólo tenía 12 años.
Hoy, 18 años después, Nadal continúa ayudando a Babolat a introducir las nuevas tecnologías en el tenis. Lo más reciente es una raqueta conectada que incluye distintos sensores en la empuñadura (un acelerómetro, un giroscopio y un sensor piezoeléctrico) que recogen distintos datos durante el juego y los envían a través de bluetooth a una aplicación móvil. La información sirve tanto para el jugador (que puede analizar sus golpes) como para la marca, puesto que gracias a ella podrán mejorar el equilibrio, los materiales o los tamaños de las raquetas en el futuro. Después, dónde vayan los golpes seguirá siendo cosa del tenista porque el secreto de Nadal siempre estuvo en su actitud: “Juego cada punto como si mi vida dependiera de ello”
Fuente: one.elpais.com
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