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Todo ejército tiene un equipo de élite. Cuenta con las personas más preparadas para las misiones más delicadas y comprometidas. Un equipo que lucha por un objetivo común y está compuesto por personas excelentes con distintos roles. Sí, distintas formaciones para un objetivo común. Si comparamos el mercado con un campo de batalla (en el mejor de los sentidos) y tu empresa con un ejército, entonces tenemos que hablar de la técnica Scrum para conseguir un equipo lo más parecido a los SEALs.
Scrum es una técnica que tiene como fin entregar un producto perfectamente terminado en el menor tiempo y con el menor coste posible. Para ello se optimiza hasta el extremo la productividad de los equipos. Además, a la vez, se consigue mejorar la comunicación entre el cliente y el proveedor. ¿Por qué entonces no intentar meterse en ello?
Acudimos a la visión de expertos formadores para que nos aclaren el concepto. Juan Luis Vila, formador de Management Plaza, señala que:
El Scrum es como una melé en el rugby. “En cualquier foto que veas de una melé podrás observar a todo un equipo apiñado empujando en la misma dirección”. Ese equipo trabaja en un marco de “Agilidad (con mayúsculas)”.
Pero cuidado: “Es bastante común cometer el error de pensar que las metodologías ágiles indican hacer las cosas rápido”, matiza Diego Rodriguez, ingeniero de Telecomunicaciones y Scrum Master por el IT Institute. Ese concepto tiene más que ver con la búsqueda para hacer frente “a los constantes cambios que los proyectos basados en conocimiento afrontan día a día de forma eficiente”.
¿Cuál es la historia del Scrum?
“Se considera que los padres del Scrum son Jeff Sutherland y Ken Schawber, aunque el concepto tiene su origen en un estudio titulado The New New Product Developement Game, publicado a finales de los 80. Ese texto analizaba los procesos de desarrollo utilizados en la creación de productos exitosos en Japón y Estados Unidos”, dice Juan Luis Vila.
El estudio compara el rugby con las carreras de relevos. “Las dos comparten el mismo objetivo: ir desde el punto A, hasta el punto B, pero de forma diferente”, aclara Diego Rodríguez. En un deporte vemos cómo el trabajo se hace en fases separadas (relevos) y en el otro todos avanzan conjuntamente. Además “quienes no tienen la pelota, intentan bloquear a los adversarios, consiguiendo que el equipo sea lo más productivo posible”.
“Al comienzo del partido, el equipo se junta en posición de tortuga, uniendo sus fuerzas para empujar al contrario. A eso se le conoce como melé o Scrum, y de ahí viene el término”.
¿Qué formación se necesita para implementar técnicas en la empresa?
“Si me preguntas sobre la formación específica, las certificaciones de Scrum no están homogeneizadas. En la actualidad hay una gran diversidad de organizaciones y certificaciones al respecto”, comenta Juan Luis Vila.
“Conviene señalar”, dice Diego Rodríguez, “que lejos de ser simplemente un conjunto de técnicas, Scrum supone un cambio de paradigma con respecto a metodologías de gestión tradicional. Por ello, es más recomendable comenzar la formación entendiendo los valores que supone el mundo Agile y de ahí pasar a conocer las técnicas empleadas (Being Agile) que hacerlo en sentido contrario (Doing Agile).
¿Cómo es el proceso?
En el Scrum, el cliente es un actor más. “Va recibiendo tempranas y continuas entregas de valor en interacciones llamadas Sprints”, dice Diego Rodríguez. “En lugar de trabajar sobre todo el conjunto de funcionalidades o características a la vez, priorizamos aquellas más importantes y empezamos a trabajar por estas. De esta forma ofrecemos el máximo valor al cliente”, sentencia Juan Luis Vila.
Las fases, descritas por Diego Rodríguez, son las siguientes:
- Product Backlog. Es la lista única de requisitos. El Product Owner es el encargado de gestionar esta lista. Es quien lleva a cabo la priorización.
- Una vez está el Backlog, el equipo se reúne para planificar el trabajo para la próxima fase (Sprint). En esa reunión se estiman los requisitos más prioritarios y se deciden cuántos de ellos se acometerán durante el siguiente Sprint. Además se desglosan los requisitos en tareas que conforman el Sprint Backlog del equipo.
- Durante el Sprint, el equipo, junto al Scrum Master, gestionan su trabajo diario a través de la Daily Scrum, para desarrollar el incremento del producto, del cual se realiza una demo que se dirige al cliente. Después el equipo se reúne para ver cómo pueden ser más productivos.
Gráficamente el ciclo queda así:
¿Cuáles son los beneficios?
Diego Rodríguez los resume en 6 puntos:
- Adaptabilidad. El proceso permite la fácil incorporación de cambios.
- Comunicación continua. Tanto entre el equipo como entre desarrollo y negocio.
- Mejora continua. Tanto las demos, el producto y el equipo en su proceso van mejorando.
- Temprana entrega de valor. El cliente no tiene que esperar a que su producto esté finalizado completamente. Se le van presentado diferentes funcionalidades desarrolladas.
- Motivación y confianza. Diferentes técnicas empleadas conducen hacia altos niveles de motivación y confianza en el equipo.
- Rápida resolución de problemas. Gracias a la colaboración entre equipos.
Para Juan Luis Vila el Scrum es un “tres en uno“. Funciona como:
- Un acelerador de negocios.
- Un sistema integrado de gestión del riesgo.
- Una herramienta de gestión de equipos.
¿Cuáles son los errores más comunes a la hora de trabajar con esta técnica?
Para Juan Luis Vila el Scrum es fácil de aprender. La razón está en que la guía de scrum de scrum.org, “considerada por la comunidad Agile y Scrum como la guía oficial”, es breve. Sin embargo, la puesta en práctica “es otra cosa: implica en la mayoría de casos cambios profundos en la manera de trabajar de las personas y de la organización, y ahí está su dificultad”.
Otro error común, dice Vila, “pasa por creer que implementar Scrum es adoptar elementos de Scrum (roles, eventos, artefactos…). Pero es más que eso, cómo reflejan los últimos cambios en la guía”.
“Uno de los problemas más típicos – dice Diego Rodríguez – es el derivado de la gestión de equipos. Al estar basados en una estructura plana, sin jefes ni roles con un mayor nivel jerárquico, todo se vuelve discutible y democrático”. Así que, aunque hablemos de un sistema ágil, a veces hay que tener en cuenta que “la democracia es lenta”.
“Scrum lo resuelve a través de técnicas como Time-box, que asegura que el equipo no pase más de un tiempo estimado en alguna tarea. Así se evitan errores como retrasos de dos horas, que no llevan sino a una disminución de la productividad del equipo”, sentencia este experto.
En definitiva, Scrum es una metodología que busca ser capaz de hacer frente a los cambios en un entorno turbulento y aún así obtener un beneficio, como dijo el ingeniero Jim Highsmith
Fuente: www.ideasparatuempresa.es
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