" Apple presentaba ayer unos resultados que son el primer punto negro en su, hasta ahora, impecable trayectoria durante casi trece años. En todos estos tiempos las ventas no han dejado de subir y los éxitos no han dejado de repetirse, hasta ahora. Y es que los datos presentados por la compañía suponen la mayor caída de beneficios desde 2003, cuando arrancaron las ventas del iPod.
Antes de comentar nada, hay que poner los datos en perspectiva porque no se puede decir que en la compañía de Cupertino estén “perdiendo” dinero. Apple ha facturado en el primer trimestre del año 32.857 millones de dólares sólo con los iPhone – cerca de 50.557 millones de dólares en total de todos sus negocios – mientras que Samsung, en los mismos tres meses, facturaba 42.491 millones de dólares por todo su negocio de electrónica de consumo.
Ahora bien ¿cuál es el problema y por lo que todo el mundo está hablando de que Apple se acerca al abismo? por la tendencia. Mientras que sus competidores como la coreana han aumentado un 10%, aproximadamente las ventas, Apple cae y, además, es cautiva de su propio éxito.
El iPhone, el héroe y el verdugo de Apple
Tres cuartas partes del negocio de Apple son sus iPhone y en concreto, los últimos lanzamiento están empezando a flojear. Con un mercado mundial de telefonía móvil que crecerá de los 1.310 a los 1.400 millones de unidades totales según GFK en 2016, hay poco margen para seguir aumentando su cuota de mercado.
¿Cuál ha sido la respuesta de la compañía? Una que a pocos convence y aún menos en los lugares que Apple parece que quiere atacar (India y China). Hablamos del iPhone SE un trasunto de móvil hecho con la estética del iPhone 5s y añadidos de última generación pero en un tamaño anacrónico y, como vimos, un precio que no es precisamente barato en todo el mundo, su principal arma de venta.
Cuando decimos que el iPhone es el héroe y el verdugo es por un dato muy simple, las ventas de la compañía están casi exclusivamente basadas en el terminal móvil. Cerca del 75% de los beneficios de Apple dependen de que sigan vendiéndose iPhones y, como hemos visto, es algo que ya está empezando a no pasar – y no parece que en el futuro la cosa mejore -.
El gran problema, no hay otro “gran producto” que lo sustituya
Tras el iPod llegó el iPhone y luego el iPad, aunque las tabletas hayan pasado a un muy segundo plano en las ventas de todas las compañías. Ha sido más de una década en la que Apple ha ido sacando producto tras producto que han animado el mercado pero, de un tiempo a esta parte ha hipotecado su futuro a los teléfonos sin tener un as guardado en la manga.
El iPad Pro no parece que esté teniendo éxito y se han sacado el iPad Pro de 9,7 pulgadas en lugar de un nuevo iPad Air para intentar llamar la atención. El iPhone SE, como ya hemos comentado, tiene unas perspectivas tan nefastas como las tuvo el iPhone 5c, y los ordenadores Mac son apreciados por muchos usuarios, pero apenas han vendido 4 millones de unidades en el último trimestre, una cifra que va reduciéndose año a año
¿Y el Apple Watch? Pues lo cierto que no se han dado cifras del wearable de Apple pero con un total de cerca de 12 millones de unidades el año pasado aportando unos ingresos de unos 6.000 millones de dólares, y los resultados para el primer trimestre del 2016 no son muy optimistas pese a la idea de que puede llegar la renovación en breve.
Proyectos en la compañía hay muchos y diversos, no cabe duda. El más importante es el de su coche autónomo pero hasta ahí tiene problemas ya que como podemos leer en algunos blogs especializados, los de Cupertino no se ponen de acuerdo con los fabricantes. Daimler y BMW, en particular, parece que han acabado hartos de la pretensión de Apple de controlar absolutamente todo, relegándoles a meros montadores de piezas.
¿Se ha agotado la chispa creativa en Apple?
Steve Jobs no era Apple, pero entendía lo que debía ser Apple. Es decir, pocas o ninguna de las ideas que se materializaban partían del genio de Cupertino pero como dijo Steve Wozniac “sabía convertirlas en productos y, sobre todo, venderlos”. No parece que Tim Cook, más preocupado de mantener márgenes de beneficios a base de subir precios y de contentar a los accionistas año tras año, o Jony Ive, el cuasi dios creativo de Apple que sin Jobs permite cosas “tan brillantes” como que para cargar el nuevo ratón de la compañía haya que dejar de usarlo – nos apostamos que esto le hubiera costado el puesto a más de uno si Jobs siguiera vivo -, puedan tomar el relevo.
El éxito de Apple, le pese a quien le pese, era marcar el tempo del mercado. La explosión de los smartphones llegó con el iPhone, aunque antes había otros teléfonos inteligentes. Lo mismo pasó con el iPad o mucho antes con el iPod. Sin embargo, las últimas apuestas de la compañía en terrenos como los wearables parece que llegan a rebufo e, incluso, hay compañías como Spotify o Netflix que le han ganado por goleada en el mercado que también ayudó a potenciar, el de la distribución digital de contenidos.
Y es que el problemas viene cuando los accionistas toman el control “creativo”
Tras la mala experiencia que tuvo en los ochenta, Steve Jobs tenía claro como debía dirigir el timón de Apple y no era en base a obtener dividendos para los accionistas. A su vuelta en el albur del milenio, la premisa era clara: puedes comprar acciones de Apple o venderlas, pero nunca sacarás rédito de ellas por tenerlas. Solo un carácter como el de Jobs podía mantener este control ante la junta de accionistas pero Cook ha cedido.
Apple estaba en el negocio de hacer buenos productos – o al menos unos en los que ellos creían vehementemente – y venderlos, aumentando así su prestigio. No buscaba ser rentable para alguien que juega en bolsa. Cuando se ha metido en ese juego es cuando han llegado los problemas y la realidad es que tienen muy difícil salir de ese círculo vicioso en el que los accionistas reclaman siempre beneficios, les importa poco si se innova y no son amigos de “experimentos”.
Apple necesita reinventarse de nuevo pero ¿es posible?
Es la gran pregunta, parece que los negocios de la compañía han tocado techo y empiezan la senda descendente sin ninguno que parezca tomar el relevo en los próximos años. No hay un Steve Jobs que venta a levantar alfombras y darle la vuelta a todo el negocio como hizo a finales de los 90. Aún así, gigantes como Microsoft son la prueba de que nada está perdido y con auténticos genios del nuevo milenio como Satya Nadella al frente están dándole la vuelta a la tortilla ¿aparecerá un nuevo Jobs en Apple? Lo cierto es que si no lo hace, lo van a tener complicado.
Fuente: movilzona.es
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