" Una fotografía publicada en la web Lifehacker mostraba a Leila Janah en su lugar de trabajo. Un espacio sencillo, ordenado y luminoso. Al fondo, escritas a mano en una pared de pizarra, unas cuantas líneas retrataban -mejor incluso que lo expresado en la entrevista- el carácter de esta mujer empeñada en hacer del mundo un lugar mejor: “Tener esperanza en los malos tiempos no es una locura romántica. Está sustentado en que la historia humano no es sólo una historia de crueldad, sino también de compasión, sacrificio, coraje y bondad”. Estas cuatro cualidades son las que definen Sama Group, el proyecto iniciado en 2008 por Janah y que ya ha conseguido ayudar a más de 7.000 personas a salir de la pobreza en Kenia, Uganda, India y Haití gracias a puestos de trabajo basados en la tecnología.
Siendo todavía estudiante en Harvard, Leila Janah participó en programas de emprendimiento social con el Banco Mundial entre otras organizaciones. Aquella experiencia, como después reconoció a la revista Wired, la marcó para siempre, puesto que modificó su punto de vista acerca de la ayuda internacional: “terminé muy desilusionada con la forma tradicional de pensar después de aquello. Cada vez que preguntaba a la gente sin recursos qué era lo que querían, ellos siempre me decían lo mismo: un trabajo”. Precisamente eso, trabajo, es lo que proporciona Sama Group en los lugares en que actúa. Su estrategia es funcionar como una compañía de outsourcing contratando trabajadores en lugares de África y Asia que realizan tareas digitales para compañías como Google, Linkedin o Getty Images.
Invertir en formación y conectividad son las dos grandes apuestas que, según Leila Janah, ayudarán a paliar la pobreza en el mundo. Además, sostiene, los empleos digitales permiten a la gente salir de la economía sumergida y precaria, donde sus derechos no son respetados y los trabajos nunca están remunerados con justicia. Para Janah la tecnología ofrece la posibilidad de liberar al ser humano, siempre y cuando estemos dispuestos a responder con equidad a la gran pregunta: “cómo queremos distribuir las ganancias que genera el desarrollo económico”.
Texto: José L. Álvarez Cedena
Fuente: one.elpais.com
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