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Jorge Flores. Fundador y director de PantallasAmigas
El fenómeno no es nuevo. Quien más quien menos ha tenido que enfrentarse a un matón de patio de colegio. Evitar al malote que robaba bocadillos, correr a casa para eludir las collejas, o ser el blanco de las burlas de los más crueles de clase. Quien lo sufre, por muchos años que pasen, no lo olvida jamás. La vergüenza, el miedo y la soledad quedan grabadas aunque no se hable de ellas. El acoso escolar, que de vez en cuando salta a los medios de comunicación, siempre ha estado ahí. Pero la llegada de las nuevas tecnologías y el acceso temprano de los menores a ellas ha añadido otro elemento de riesgo con el que los expertos no contaban hasta hace pocos años. A la brecha generacional se le suma una brecha digital que impide que los padres puedan seguir -y por lo tanto asesorar y ayudar- a los hijos. Los estudios demuestran que los casos de acoso saltan de las escuelas a las redes sociales, trascendiendo el mundo físico y ampliando de esta forma el padecimiento de quien los sufre. Por eso son tan necesarias iniciativas como Cibermentores, un proyecto que han puesto en marcha Pantallas Amigas en colaboración con la consejería de Educación de la Comunidad de Madrid y Vodafone. La principal característica de este programa es que son alumnos voluntarios de la ESO quienes dan formación a sus compañeros de menor edad para que puedan protegerse del ciberbulling.
Un estudio publicado por UNESCO el año pasado confirmó que el acoso escolar es un problema global. Alrededor de un 34% de los menores entre 11 y 13 años aseguraba haberlo sufrido en los 30 días anteriores a la encuesta, mientras que un 8% lo padecía a diario. En España, según el ministerio de Educación, el acoso escolar alcanza al 4% del alumnado. Las cifras, sin embargo, no siempre muestran la verdadera dimensión del problema, puesto que en muchos casos las víctimas no rebelan a nadie lo que están viviendo y ni los centros ni los padres pueden detectarlo con facilidad. Si nos vamos a los datos referentes al mundo digital, el 50% de los adolescentes afirman haber sido acosados en alguna ocasión a través de redes sociales.
En Pantallas Amigas tienen claro que hay que prestar una atención especial a los casos del ciberbulling porque estos no cesan cuando se abandona el centro. “No hay escapatoria, dice Arrate Enaldi, psicóloga de la organización. Tenemos 24 horas activo el teléfono móvil durante 365 días al año y por lo tanto muchas más opciones de que sigamos recibiendo esas amenazas y esos insultos. No hay ningún sitio en el que realmente me sienta seguro”. El programa Cibermentores implica a los alumnos de secundaria para que realicen una labor de prevención, concienciación y ayuda entre sus compañeros. Las dinámicas incluyen recursos audiovisuales y videojuegos, y buscan el desarrollo personal además de la capacitación tecnológica. La experiencia, que comenzó con dos centros educativos, se ampliará a 40 institutos durante el 2017. No es posible obviar la evidencia de que la escuela, como institución social, está inmersa en un mundo en el que la violencia se expresa cada día de muy distintas formas (violencia física, económica, psicológica o sexual) y los educadores deben enfrentarse a problemas cada vez más complejos. Pero también es cierto que, si existe alguna posibilidad de que esa violencia termine y dé paso a otro tipos de relaciones sociales, son los jóvenes quienes pueden dar ese paso. Con iniciativas como la de Pantallas Amigas, ese camino necesario puede hacerse un poco más sencillo."
Fuente: one.elpais.com
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