Tangerine, la película que arrasa en el festival de cine de Sundance. Y aunque nadie lo sabía se rodó integramente con un iPhone
Cineasta siempre a contracorriente, a pesar de ser un director aclamado en Hollywood y autor de algunas obras maestras incontestables, Francis Ford Coppola siempre se consideró un artista y, como tal, soñaba con que el cine se democratizara para que todo el mundo pudiera crear con libertad. “Mi gran esperanza -aseguró en el documental de 1991 Corazones en tinieblas- es que están apareciendo las cámaras de vídeo de 8mm, y la gente que normalmente no haría películas ahora sí va a hacerlas. Y un día una niña gorda de Ohio va a ser el nuevo Mozart y hacer una hermosa película con la cámara de su padre. El llamado profesionalismo de las películas desaparecerá de una vez y el cine se convertirá al fin en una forma de arte”. Su visionaria producción se cumplió a medias con la llegada de las cámaras de vídeo y puede que termine de consolidarse con las posibilidades que ofrecen los smartphones, tecnología que era ciencia ficción hace 25 años.
Sean Baker nació en Nueva Jersey, es un hombre y no sufre sobrepeso. También tiene talento -como demuestran los premios que ha recibido a lo largo de su carrera-, pero no parece que vaya a llegar al nivel de Mozart. Lo que sí ha conseguido es cumplir su sueño infantil de convertirse en director de cine, una idea que le asaltó mientras veía el Frankenstein dirigido para la Universal en 1931 por James Whale. El último largometraje que ha estrenado hasta la fecha actualiza la profecía de Francis Ford Coppola, puesto que para rodarla utilizó únicamente un equipo que está al alcance de casi cualquiera: un par de iPhones S5. Tangerine se presentó en el festival de Sundance de 2015 donde obtuvo buenas críticas y una entusiasta acogida por parte del público. El crítico del San Francisco Chronicle la definió como “cine sublime, un ejemplo de libro de cómo los indies pueden ser pioneros en una forma de contar historias que Hollywood, simplemente, no puede igualar”.
Baker es consciente de que si hubiera rodado su película en celuloide, o incluso con cámara digital, probablemente no resultaría tan relevante. Él mismo reconoce las reticencias que la idea despertó entre los miembros de su equipo habitual cuando se la planteó: “Al principio mi director de fotografía estaba un poco desconcertado y le dije que le necesitaba comprometido o todo iría mal. Teníamos que crear nuestra propia estética. Si lo hacíamos con la suficiente confianza no habría diferencia entre los 35 mm y esto. Cuando le conté a los productores, Duplass Brothers, lo que estaba planeando, Mark, uno de ellos, me dio una patada en el culo y me dijo: hagámoslo, esto es como punk rock”. Baker está a punto de estrenar su nuevo trabajo, esta vez rodado de forma más convencional, pero con Tangerine ha abierto una puerta para todos aquellos que quieran lanzarse a hacer cine sin necesidad de grandes presupuestos.
Imágenes cedidas por: Shahazad Bagwan
Entrevista y edición: Zuberoa Marcos, Azahara Mígel, Mikel Agirrezabalaga
Texto: José L. Álvarez Cedena
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